El contenido en agua varía mucho entre los diversos tejidos, siendo máximo en las células de los músculos y vísceras y mínimo en el tejido adiposo y los tejidos calcificados.
El contenido corporal total de agua presenta notables variaciones entre los diversos individuos, que vienen determinadas por diversos aspectos:
- La edad: en los recién nacidos el contenido de agua es muy grande, pudiendo alcanzar hasta un 80%; mientras que en los ancianos es de alrededor de un 45%, nivel cercano al límite mínimo compatible con la función normal.
- El tejido adiposo: cuanto mayor es el contenido en tejido adiposo del organismo, menor es el porcentaje de agua total de éste.
- El sexo: las mujeres tienen, de media, una menor cantidad de agua que los varones, debido a que, también en promedio, su proporción de tejido adiposo es mayor.
El agua, entre otras funciones, actúa como transportador de nutrientes a las células y vehículo para los productos de desecho; participa en la homeostasis, manteniendo el volumen sanguíneo y la concentración de electrolitos; participa en la limpieza y depuración de los riñones y otros órganos; lubrica y actúa de soporte estructural a tejidos y articulaciones; mantiene la estructura de las células; favorece la regulación de la temperatura corporal valiéndose del mecanismo de la sudoración para tal fin, etc.
La necesidad del aporte diario de agua
No existe un mecanismo eficiente de almacenamiento hídrico corporal, con lo que debemos realizar un aporte constante de líquidos para mantener los niveles estables. Por tanto, la hidratación tiene una enorme importancia, pues un estado óptimo de hidratación es fundamental para alcanzar un buen estado de salud y bienestar.
No obstante, nuestro organismo posee una serie de mecanismos que le permiten mantener constante el contenido de agua, mediante un ajuste entre los ingresos y las pérdidas. El balance hídrico viene determinado por la ingestión (agua de bebida, líquidos, agua contenida en los alimentos) y la eliminación (orina, heces, a través de la piel y de aire espirado por los pulmones).
Las necesidades diarias de agua, en condiciones normales corresponden a unos 30 ml/kg de peso en los adultos, según la EFSA (European Food Safety Authority). El suministro de agua no debería provenir sólo de la ingesta de líquidos, pues muchos alimentos sólidos contienen también gran cantidad de agua. Además también se obtiene agua en la oxidación de los principios elementales.
La sed no es un indicador fiable de la necesidad de ingerir líquidos, ya que aparece cuando se produce un aumento del 2 al 3% de la osmolalidad extracelular, es decir, cuando ya se está ligeramente deshidratado. Por tanto, hay que insistir en que la hidratación debe ser siempre constante, y no limitarse en exclusiva a cuando aparezca la sed.
Nuevos hábitos de ingesta de líquidos
El agua y los electrolitos constituyen el medio esencial para el desarrollo de la vida. Los cambios climáticos y los nuevos estilos de vida están condicionando cambios en los hábitos de ingesta de bebidas, habiéndose generalizado el consumo de nuevas bebidas, como las que contienen sales minerales, entre otras razones, para afrontar la actividad física diaria.
Es importante controlar la ingesta de azúcar y calorías en las bebidas y tener en cuenta que aquellas con contenido alcohólico no se deberían utilizar como fuente de hidratación.
Las bebidas con un contenido determinado de azúcares y de sales minerales, correctamente utilizadas, pueden ser una importante ayuda para mejorar la rehidratación y prevenir la deshidratación o solucionar los procesos leves de deshidratación.
Es necesario mantener una correcta hidratación para que la cantidad de agua de nuestro cuerpo no disminuya por debajo de unos límites muy estrictos. Una reducción de tan sólo un 2% en el contenido total de agua de nuestro organismo puede alterar el mecanismo de termorregulación; una reducción del 7% puede producir alucinaciones; deshidrataciones del 10% pueden producir la muerte.
La población debe conocer las pautas para una adecuada hidratación, tanto en las cantidades a consumir como en la forma de hidratarse. Además debe prestarse especial atención a los grupos de población que tienen mayor riesgo de sufrir una deshidratación durante el verano, como son mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, niños pequeños, ancianos, personas que realizan ejercicio físico o una actividad laboral expuestos a temperaturas altas y personas con situaciones especiales (insuficiencia renal o insuficiencia cardiaca).
Papel del farmacéutico comunitario en la promoción de la hidratación
El farmacéutico ejerce un papel fundamental para informar a la población de la importancia de estar adecuadamente hidratados, e indicar los requisitos diarios de hidratación de cada usuario. Por este motivo, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, a través de su Vocalía Nacional de Farmacéuticos en la Alimentación, lleva a cabo anualmente desde el año 2009 y durante los meses de mayor calor una campaña para incidir en la importancia de la hidratación.
Durante la campaña de 2017 se organizó desde el Comité Científico de la Vocalía Nacional de Alimentación un estudio para conocer los hábitos de hidratación de la población española. Para ello, las farmacias comunitarias realizaron una breve encuesta anónima entre el 15 de junio y el 15 de septiembre, entrevistando a un total de 1.079 personas seleccionadas al azar.
De las 1.079 personas encuestadas, el 37,07% fueron hombres y el 62,93% mujeres. La edad media de los encuestados fue de 49,69 años.
Los datos más relevantes fueron los siguientes:
- El 27,36% de los encuestados consumía menos de 1,5 litros de líquido al día, lo que es una cantidad inferior a las recomendaciones diarias. Este porcentaje de usuarios era especialmente importante en el grupo de edad de mayores de 65 años, donde hasta el 47% de los usuarios no llegaban a 1,5 litros diarios.
Imagen 2. Consumo diario de líquidos por sexo
Imagen 3. Consumo diario de líquidos por edad
- A pesar de estas cifras, más del 94% de los encuestados estimaba muy importante estar bien hidratado y más del 80% se consideraba bien hidratado.
- Solo el 56,88% de las personas bebían sin esperar a tener sed, y el 62,26% tenía siempre cerca una botella de líquido.
- Los principales motivos para beber eran tener sed (72,45%), el deseo de cuidarse (45,76%) y la recuperación tras el ejercicio (19,64%).
Imagen 4. Motivo por el que el usuario suele beber
En cuanto a la hidratación durante la práctica de ejercicio, el 69,43% no consumían bebidas con sales minerales.
Las conclusiones del estudio fueron las siguientes:
- Aproximadamente un cuarto de la población encuestada tenía un consumo de líquidos inferior a las recomendaciones habituales.
- El consumo de bebidas con sales minerales en personas que realizaban ejercicio físico era sólo del 30,57%.
- El farmacéutico podría contribuir a concienciar a la población de la importancia de una adecuada hidratación, así como informar sobre las recomendaciones diarias de líquido.
Debido a estos resultados, se organiza un año más desde la Vocalía Nacional de Alimentación una campaña sanitaria para visibilizar la importancia que tiene para la salud de la población estar bien hidratados, especialmente durante los meses de verano. Igualmente, consideramos particularmente relevante tener en cuenta particularidades concretas del individuo, que van a establecer en muchos casos sus necesidades diarias de hidratación.
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