'En la Edad Media el médico, el farmacéutico y el cirujano eran la misma persona'

Ayer se emitió el segundo capítulo de la serie 'El final del Camino', de Voz Audiovisual y para la que el COFC aportó un asesoramiento técnico a través de José María Sanmartín, farmacéutico en Compostela y experto, con varios libros publicados, en antiguas boticas y su vinculación con el Camino de Santiago. Hoy hemos podido hablar con él para preguntarle cómo era la práctica médica y farmacéutica en la etapa medieval y cómo fue la experiencia de colaborar en esta producción.
¿Cómo ha sido la experiencia como asesor técnico en la serie El final del camino?

Es muy agradable ver reflejada la realidad histórica en un medio de enorme difusión como es la televisión y en una producción tan rica y cuidada como esta. Uno se siente muy gratificado por participar en la magia de la creación de unas imágenes que parecen obtenidas a través de una máquina del tiempo y no de una recreación actual.

En el primer capítulo hemos visto ya en plena faena a la boticaria 'Elvira' (Begoña Maestre) en el hospital de peregrinos. ¿Qué podía aportar un conocedor de remedios y preparados medicinales en aquella época?

La realidad es que los conocimientos farmacológicos de la época eran tremendamente rudimentarios y absolutamente especulativos y empíricos. Habia además mucho de creencia ciega y superstición. En una época de absoluta falta de higiene y extrema violencia (guerras, disputas, caza, etc), las infecciones y sus epidemias eran causa frecuente de enfermedad y muerte. Por otra parte, la cirugía en sí era una fuente habitual de infección, y de la que no podemos ignorar el propio dolor de su práctica, pensemos que la anestesia es un descubrimiento del siglo XIX. De modo que la farmacia medieval en realidad lo que más aportaba era terapia lenitiva para ayudar al organismo a combatir la enfermedad por su propio medio. Con todo, sí existían cocimientos (jarabes) o emplastos (pomadas) con leve eficacacia antiinflamatoria , analgésica, etc.

También pudimos ver algunas plantas colgadas a secar en la botica de Elvira... Cuáles eran las plantas más empleadas entonces y qué uso tenían?

Hasta el desarrollo de las expediciones hacia oriente y el descubrimiento de América, las posibilidades botánicas de las boticas gallegas estaban circunscritas a las especies que crecían en el entorno geográfico de las poblaciones y al limitado aceso a otras que se ofrecían en los modestos mercados periódicos. Por citar algunos de los remedios que seguramente se utilizarían en la Compostela del siglo XI y que estarían presentes en sus boticas, tenemos:
-Vino y aguardiente, para mejorar el apetito, para desinfectar heridas, etc.
-Algas marinas para el tratamiento del bocio, tan frecuente en Galicia.
-Apio y/o llantén en aceite para procesos febriles.
-Sangre de bubela (abubilla), un ave que anida en Galicia, para las crisis de los endemoniados.
-Apio con vinagre, para la inflamacion de hígado y bazo.
-Salvia con vino tinto y miel para el dolor de cabeza.
-Piel de liebre cocida o macerada con vino para eliminar los cálculos renales.
-Cocimiento de ortigas para la ciática.
-Pimienta y romero en cocimiento de vino para el dolor de muelas.

¿Crees que el hecho de que esté presente una persona del perfil de Elvira en una serie con tanta audiencia ayuda a divulgar el conocimiento técnico que tenéis los farmacéuticos?

En contra de una creencia bastante extendida, hubo mujeres médicos en la Edad Media, si bien posteriormente se les prohibió el acceso a la profesión. En esa época, la figura del médico, el farmacéutico y el cirujano recaía en la misma persona, solo unos 300 años más tarde aparecieron los boticarios como profesionales diferenciados.

Queda muy bien reflejado en la serie el fundamento vocacional y la voluntad investigadora de los sanitarios, su valor y riesgo en la búsqueda del progreso científico aún desafiando las prohibiciones de la época –de base religiosa- de transgredir en materia quirúrgica practicando con enfermos y mucho más de investigar en cadáveres. Creo que, en efecto, esta imagen prestigia francamente el caracter vocacional, investigador y de sevicio de nuestra profesión.

¿Qué queda de todo aquel conocimiento y prácticas en la farmacia de hoy en día?

Muy poco, prácticamente nada en lo farmacológico. Pero si tenemos en cuenta que la carrera hacia el bienestar, en la lucha contra la enfermedad y el dolor ha sido una búsqueda continua de nuevas posibilidades, de palos de ciego, de exploración de nuevos caminos, de pruebas y errores, de fracasos, de ilusiones quebradas, pero también y sobre todo de sorprendentes hallazgos y de éxitos inimaginables, entonces tendremos que reconocer que aquellas farmacias y aquellos boticarios de la edad media pusieron los pilares sobre los que hemos construido el edificio a donde acudir esperanzados un dia tras otro en busca del pequeño milagro que el medicamento nos proporciona.