"El farmacéutico puede reforzar las recomendaciones de alimentación y actividad física y comprobar el cumplimiento de las pautas de los fármacos"

El papel de la farmacia comunitaria en la diabetes, "cribado, pautas alimentarias y realización de glucemias capilares", será el tema de la próxima charla de formación del 30 de enero en A Coruña y el 31 en Santiago. El ponente, Manuel Penín Álvarez, facultativo especialista de área en Vigo, nos responde algunas cuestiones.
  • ¿Cuáles son para el paciente los signos de alarma de poder padecer diabetes?

La clínica más frecuente cuando aparece la enfermedad incluye el aumento de la frecuencia y volumen de orina, sed intensa y pérdida de peso, que en niños suele asociarse a dolor abdominal y náuseas o vómitos. También es habitual la presencia de visión borrosa.

  • ¿Qué puede hacer la farmacia para ayudar a la detección y tratamiento de esta patología?

La farmacia es el lugar óptimo para la identificación de personas asintomáticas con un riesgo relativamente alto de sufrir la enfermedad, que son candidatas a la realización de pruebas diagnósticas. Circunstancias como la edad, el sobrepeso o el sedentarismo aumentan dicho riesgo.

El farmacéutico puede reforzar las recomendaciones de alimentación y actividad física y comprobar el cumplimiento de las pautas de los fármacos. Algunos tratamientos exigen el manejo de dispositivos relativamente complejos.

 

  • ¿Qué pautas alimentarias debe seguir un diabético?

El tiempo de las restricciones dietéticas drásticas en personas con diabetes ya ha pasado. La alimentación de una persona con esta patología no es esencialmente distinta a la recomendable para alguien sano, y la proporción adecuada de carbohidratos, grasas y proteínas es similar en ambos casos. La presencia de la enfermedad hace, sin embargo, especialmente importante que se cumplan estas recomendaciones.

  • ¿Qué otras complicaciones pueden derivarse de una diabetes no bien llevada desde el punto de vista del tratamiento?

Las complicaciones a corto plazo de una diabetes mal controlada son el aumento (hiperglucemia) o el descenso (hipoglucemia) de la concentración de glucosa en la sangre. A largo plazo aumenta el riesgo de infarto de miocardio, lesiones retinianas, afectación de la función renal y pérdida de sensibilidad en las extremidades.

  • ¿Qué otras cuestiones debería tener en cuenta un paciente con esta patología?

La enfermedad no obliga a hacer cambios profundos en la forma de vida o en la alimentación de la persona que la sufre. Los tratamientos existentes permiten habitualmente un control óptimo y un riesgo bajo de que aparezcan complicaciones crónicas incapacitantes.